El día 8 de marzo dio comienzo el viaje de estudios a Italia para nuestros estudiantes de 4º de la E.S.O. y 1º de Bachillerato. Después de madrugar para coger el avión, aterrizamos en Milan – Malpensa, donde nos recibió el chofer del autocar que nos acompañaría en todo nuestro recorrido por la Península Italiana, Mauro.
En Milán pudimos disfrutar de una tarde intensa en la que visitamos su preciosa Catedral Gótica, las Galerías Vittorio Emmanelle y el impresionante Castello Sforzzesco. Al atardecer, pusimos rumbo a Venecia, donde al día siguiente pudimos aprovechar un radiante día de sol para contemplar una muestra de la elaboración de las figuras de cristal de Murano,recorrer los canales, hacer un viaje en góndola y en vaporetto y asistir a misa en la cripta de la catedral de San Marcos, junto a los restos del Evangelista. Venecia no defraudo nuestras expectativas y nos despedimos de ella con añoranza mientras el atardecer teñía de rojo sus tejados.
Al día siguiente, rumbo a Pisa para asistir en su catedral a la celebración de la misa dominical y contemplar la maravillosa Torre, su Baptisterio y su Catedral. Una apetitosa comida y rumbo a Florencia para disfrutar de la cuna del Renacimiento Italiano y admirar, asombrados, los mármoles de colores de sus iglesias y catedrales, las maravillas de Miguel Ángel, la impresionante torre de la Señoría y el Ponte Vecchio atravesando el Arno. Sus calles, llenas de gentes de todo de mundo, eran un foro inmenso en el que la cultura aparece por todos los rincones.
A la mañana siguiente, la cúpula de Brunelleschi nos despidió y partimos rumbo a Siena. Oímos hablar de la Carrera de Il Palio, vimos su catedral, su icónica plaza y sus calles empinadas y empedradas que hacen que te sientas en otra época histórica.Y a la tarde, ROMA.
El Coliseo y el Arco de Constantino fueron nuestro comité de bienvenida. El foro imperial se abría a nuestros pies y pudimos ver los restos de la civilización romana que aparecen en cualquier esquina de la ciudad reclamando su lugar en la historia. La plaza del Campidoglio, y su escalinata, que alguno de nosotros no dudo en subir, con y sin carga, fueron un aperitivo de lo que veríamos en los días romanos.
Pero antes, quedaba otra escala en nuestro viaje, POMPEYA y Nápoles. En un día frío y ventoso, el Vesuvio, con su falda blanqueada por una nevada nocturna, nos contempló con una falsa imagen de pacífica armonía que desaparece cuando contemplamos los restos de una ciudad que pereció bajo su lava. Pompeya, es otro mundo, es retroceder veinte siglos y encontrar una Domus romana en la que se conservan sus pinturas, los adornos de sus jardines, las dependencias,… Tiendas, templos, edificios administrativos, lupanares, todo enterrado en el tiempo para que podamos ir descubriéndolo. Y a sus pies, la bahía napolitana y la ciudad de Nápoles, caótica pero especial, una sorpresa para la vista.
Ya de vuelta en Roma, nos quedaban los días más intensos de nuestra visita, conocimos las Catacumbas de Santa Domitila y la Basílica de San Pablo Extramuros, luego nos adentramos por uno de los barrios más típicos de Roma, El Trastévere y su iglesia de Santa María, hermosa y resguardada entre las estrechas calles. Por la tarde, peregrinamos en el 60 Aniversario de la Fundación de nuestro Colegio, a IlGesù, la primera Iglesia construida por los Jesuitas en Roma y donde reposan los restos de San Ignacio. Después de asistir a misa pudimos contemplar un bello espectáculo de luz, música y devoción en el que descubrimos la imagen que corona la tumba de nuestro Patrono.
Cerramos el día visitando el Panteón y recobramos fuerzas con una cena italiana. Por la noche, antes de retirarnos al hotel, San Pedro con su cúpula iluminada nos invitó a volver al día siguiente a conocer sus secretos.
Y así lo hicimos, la cripta que alberga los restos del Apóstol San Pedro nos recibió para iniciar el día rezando todos juntos al pie de la primera Iglesia de la Cristiandad. Visitamos su interior antes de que se abriera al público y después empezamos la visita a los Jardines Vaticanos, hermosos y llenos de paz, en medio de la vorágine romana. Por la tarde, los Museos Capitolinos con la incomparable Capilla Sixtina. Para ver el atardecer desde la Trinitá in Monti en la Piazza d´Espagnay pasear por Vía Condottique nos dejó boquiabiertos con sus tiendas de fama internacional. Tarde de compras para todos.
El día del retorno nos llegó muy rápido, pero aprovechamos todos los instantes para disfrutar de la mañana romana soleada y templada, Santa Maria la Maior, San Pietro in Víncoli y un rápido almuerzo en Piazza Navona. Después, un viaje al aeropuerto, rumbo a Madrid y Ponferrada.
Ha sido una experiencia única e irrepetible de la que guardaremos un recuerdo duradero y que nos ha servido para descubrir y afianzar amistades, para compartir emociones, para encontrarnos con nuestra fe y para decir, no un Adiós sino un Hasta Luego, que para eso hemos dejado algunos euros a buen recaudo en la Fontana di Trevi.